lunes, 1 de agosto de 2011

The Pacific. 31/7/2011

Olas asesinas, tiburones de punta blanca, caníbales, volcanes, la batalla de Midway, Guadalcanal, el USS Indianápolis... Lo cierto es que el océano Pacifico nunca me inspiró nada parecido a la paz.... Hasta ayer. Un día después del penoso descenso del Chirripó tomé mi primer baño de sol en invierno.
Haciendo autostop (primero una ranchera de un viejito que iba a misa y luego una furgoneta de una familia de domingueros) nos llegamos hasta Dominical, un pequeño pueblo costero que en temporada alta (no es el caso) está plagado de gringos con ínfulas de surferos.

Ayer me levanté de nuevo a una hora obscena para nuestro modus vivendi pero habitual aquí: las cinco y media de la mañana. Corté a machetazos un par de astillas para hacer el fuego con que preparar el café y lavé mi ropa en la pila que hay sobre el río que delimita la finca de Carlos, antes de desayunar arroz, plátano frito y café negro que preparó mi anfitrión. Típico desayuno tico.

Cuando horas después metía los tobillos en el Pacífico, solo, en aquella playa kilométrica cuajada de troncos y ramas de árbol en putrefacción, sentí que me asomaba a un balcón que da a una parte del mundo lejana y misteriosa que todavía no he hollado: Asia. Mirando al horizonte azul, me pregunté si estaba más cerca de Corea o de Pamplona (yo ya lo he comprobado, a ver ustedes).
En la playa nos dieron la bienvenida un ejército de cangrejos ermitaños de los cuales el más gordo nos sirvió de carnada. El pobre, mientras era ensartado en el descomunal anzuelo que Walter trajo consigo, se preguntaría, imagino: "¿Por qué no me pondría a dieta como me dijo mi señora cangreja?".

No pescamos nada, sospecho que fue por las desproporcionadas medidas del anzuelo, más indicadas para capturar un tiburón que un pez estándar.
Mientras el anzuelo rebotaba sin éxito en las olas, me encaramé a un peñasco enorme que cerraba la cala donde nos encontrábamos.

Al llegar a lo alto, el espectáculo me sobrecogió. Un mar inmenso y turquesa al fondo, gris oscuro en la costa. Masas de agua gigantescas rompían quince metros por debajo de mí contra las rocas con tal violencia que casi salpicaban mis pies, que pendían en lo alto del peñasco. En lontananza, ni un barco, como si ese furioso horizonte le estuviese vetado al hombre.
Cuando perdimos el anzuelo, cambiamos el día de pesca por uno de relax más al uso, en una playa cercana algo más concurrida.

Antes de irnos, jugueteamos con una serpiente marina y un pez marrón y viscoso que, azorado por nuestra curiosidad, salió del charco donde nadaba y, dando saltos por la roca, se tiró al mar.
También vimos, ya en la playa, decenas de cangrejos de vivos colores que corrían como rayos por la arena dejándola plagada de huellas diminutas y agujeros donde se ocultan de sus enemigos.

Pero lo mejor llegó en el bosque que se abre al acabar la playa. Primero fue una, cruzándose lentamente en nuestro camino, luego otra entre unos arbustos y otra más trepando un cocotero. Vimos a una caer de su árbol al cambiar torpemente de rama. Eran iguanas. Grises, verdes... Todas con su inconfundible cutis rugoso y seco. Entre ellas destacó un lagarto, largo como mi brazo, con crestas tipo anarkopunk y de mirada torva, que parecía sacado de Jurassic Park. Era un basilisco.

Observaba yo a los saurios sin percatarme de que estaba parado justo sobre un hormiguero cuyas feroces centinelas dieron buena cuenta de mis empeines, expuestos e indefensos sobre las chancletas. El ataque fue breve, pero feroz. Como un Godzilla acosado por sus diminutos enemigos, lancé un rugido y me deshice de las hormigas de un manotazo. Contabilicé una decena de granitos cuando un rato después, mientras me tomaba una cerveza viendo las olas debajo de un almendro, empezaron a arder como el fuego.

Por la tarde conocimos a Dennis y a un grupo de solitarios de lo más pintoresco. Dennis es gringo, jubilado y abuelo. Tiene varias fincas en el país, incluido el barrio de quebrada, luce tatuajes en los brazos y practica el surf. Nos invitó a tomar algo en su casa, que se levanta junto a un río aparecido hace tres años después de un huracán y que hoy está infestado de cocodrilos. "Aier se comieroun a un perrou los mouy cabrounes", me explicó con su inconfundible acento californiano mientras mirábamos al agua marrón desde la orilla de su jardín.
En la casa desfilan personajes de la zona que saludan y se acomodan como si nada. Un viejito de algún país centroamericano con camiseta y visera de la misma publicidad, un chileno joven y del mismo corte estético y mirada que el basilisco, y otro anciano, nacido en Zaragoza y residente en Dominical desde hace quince años: dientes pequeños y amarillos, tez curtida por el salitre y el sol y cabellera hasta los hombros, rala y encanecida; del acento maño un inapreciable recuerdo.

Así pasamos la tarde, tomando algo, hablando de yacarés y oyendo llover. Volvimos a San Isidro ya de noche, en taxi y agotados por la jornada. Antes de acostarme, sentado en el porche, observé cómo una mariposa nocturna caía en las redes de una araña enorme (por mediación mía, lo reconozco) y cómo ésta la envolvía en un capullo blanco con una rapidez y precisión espeluznantes. "Es imposible que Frodo sobreviviese a Ella-Laraña", pensé, y me fui a la cama.

Al poco de tenderme en el jergón, exausto por las aventuras del día, quedé profundamente dormido, escuchando los nocturnos cánticos de los habitantes de la selva y el rumor del pequeño riachuelo que discurre a pocos metros de mí. Y que va a morir al Pacífico, con su fuerza y su violencia.

De madrugada me despertaron los frenéticos ladridos de los seis perros de la finca. Carlos ni se inmutó. "Estoy en Costa Rica", recordé. Aplasté un mosquito contra mi cuello -o lo intenté- y me di media vuelta tranquilamente. En pleno duermevela, soñé que los perros ladraban porque se había colado en la casa un jaguar. Y me volví a sobar como un bebé.



2 comentarios:

  1. Escruto cada línea de tu blog y devoro tus historias mikel. Sigue regalando ilusión a todos los que estamos en la anodina Pamplona ok? un abrazo muy fuerte!!!

    http://www.youtube.com/watch?v=9ahVL4u6rmI&feature=fvst

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  2. Gracías pollock, así lo haré!! Abrazosss

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